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Adaptógenos

El término adaptógeno lo estableció en 1947 el científico ruso N.V. Lazarev, para englobar una serie de plantas que estudió con su equipo. Estas plantas tenían en común que vivieron durante las glaciaciones y se adaptaron incluso a las condiciones de vida más severas y que en las regiones donde crecían eran utilizadas por la población de forma tradicional para “aumentar su fortaleza”. La investigación se prolongó durante los siguientes 45 años destacando en las mismas dos de sus colaboradores, los doctores Brekhman y Dardymov, que definieron las características generales de estas sustancias que pueden resumirse en que son sustancias naturales que tienen la capacidad de normalizar las funciones del cuerpo y ayudarle a adaptarse y superar las condiciones adversas a las que se expone, con un efecto general y amplio, y que son sustancias seguras, es decir no tóxicas. Es decir son sustancias que ponen en marcha el sistema inmunológico y ayudan al organismo a adaptarse a las situaciones comprometen el buen funcionamiento del cuerpo humano minimizando su impacto.




Efectos generales de los adaptógenos

Multiples estudios farmacológicos y clínicos realizados con sustancias adaptógenas, han demostrado que los adaptógenos pueden tener los siguientes efectos benéficos sobre el organismo afectado:

• Ayudan a fortalecer el Sistema Inmunológico

• Restaurar y mejorar la energía física y mental.

• Mejorar la resistencia física y mental.

• Compensar los efectos de la privación del sueño.

• Proteger el cerebro y el sistema nervioso, lo que, entre otras cosas, mejora la memoria y la percepción.

• Aliviar la ansiedad y la depresión leve.

• Proteger contra ciertos tipos de radicales libres, es decir, actuar como un antioxidante.



Mecanismo de acción de los adaptógenos

Muchos de los estudios farmacológicos y clínicos que se han realizado se han encaminado a conocer los mecanismos por los cuales los adaptógenos intervienen en el organismo para aliviar innumerables síntomas del cuerpo. De los resultados de los mismos se infiere que los adaptógenos estimulan la producción de dos sustancias muy importantes y que están involucradas en numerosos procesos fisiológicos, a saber el neuropéptido Y (NPY) y la proteína de choque térmico Hsp72 (del inglés HEAT Shock Protein).


Se ha establecido que una mayor producción de NPY y Hsp72 mejora la capacidad de adaptación de las células, lo que hace que el cerebro funcione mejor durante condiciones de desgaste físico y mental, con una doble acción. Por un lado reduciendo la respuesta al desgaste al actuar sobre la producción de hormonas específicas y por otro lado por tener un efecto antioxidante, barredor de los radicales libres que se producen que evita que las células se dañen. Esta doble acción de los adaptógenos es la razón de su eficacia para mitigar los efectos negativos del estrés, la ansiedad, el esfuerzo físico y en general cualquier actividad que altere el equilibrio anímico, físico y mental del cuerpo.


Con cierta frecuencia se producen confusiones entre lo que es un adaptógeno, un tónico, un estimulante o un antioxidante. Los tónicos únicamente mitiga la debilidad o falta de tono, los estimulantes aumentan de forma temporal la capacidad de trabajo pero luego disminuye esta capacidad, mientras que los adaptógenos aumentan la capacidad de trabajo sin que luego se produzca disminución de esta capacidad. Por otra parte su acción es más amplia que la de los antioxidantes que únicamente se ocupan de neutralizar el efecto de los radicales libres, mientras que los adaptógenos además de esta acción, ayudan al organismo a protegerse de los efectos de la tensión a nivel del eje hipotálamo, hipófisis, glándulas suprarrenales y sistema nervioso vegetativo.


Plantas utilizadas con acción adaptógena

De entre las muchas plantas que contienen sustancias que pueden tener un efecto adaptógeno, las más estudiadas hasta el momento son las raíces de: ginseng (Panax ginseng C.A. Meyer y otras especies), eleuterococo (Eleutherococcus senticosus Rupr. et Maxim.), rodiola (Rodiola rosea L) y witania o ashwagandha (Withania somnifera (L.) Dunal) y los frutos y semillas de esquisandra (Schizandra chinensis (Turcz.) Baillon). Todas ellas tienen en sus órganos activos una composición compleja, con muchos componentes activos. Los principales compuestos químicos que contienen y que han mostrado ser responsables de su acción pertenecen a los grupos de las: saponinas, glucósidos esteroles, glucósidos del fenilpropanoide, fenilalcanoides y lignanos.




El ginseng (Panax ginseng C.A. Meyer y otras especies), es una de las plantas más populares e internacionalizadas de la medicina tradicional china donde se utiliza para múltiples problemas de salud. La raíz y sus extractos, se considera que tienen un gran efecto tónico y vigorizante y se emplean como reconstituyente muscular y nervioso, para recuperar del agotamiento físico, de la falta de energía vital y en las convalecencias, además de para otros muchos problemas de salud. En la medicina occidental se emplea desde hace más de treinta años principalmente para el tratamiento de los síntomas de la astenia, la fatiga y la sensación de debilidad y para aumentar el rendimiento físico e intelectual, sobre todo en situaciones de tensión física o mental. Aunque se considera una planta segura, se aconseja no utilizar en personas con trastornos del sistema nervioso o cardiovascular sin supervisión de un profesional de la salud y se desaconseja su uso en niños, embarazo y lactancia por falta de datos.


El eleuterococo (Eleutherococcus senticosus Rupr. et Maxim.), también se conoce como ginseng siberiano porque crece espontáneamente en la Siberia rusa y en el norte de China y Corea. En estas regiones se usa la raíz y sus extractos contra los síntomas de extenuación, para mejorar la memoria y para aumentar la resistencia a las enfermedades. Su acción ha sido muy estudiada en Rusia y los cosmonautas y atletas rusos la han utilizado para aumentar su resistencia. En occidente ha sido una planta muy utilizada tradicionalmente por los estudiantes para aumentar la concentración y la memoria. Se aconseja tomar las mismas precauciones que con el ginseng.


La rodiola (Rodiola rosea L), llamada también Raíz ártica o Raiz del Ártico, crece en las zonas más frías del hemisferio norte y ha sido utilizada tradicionalmente desde tiempos antiguos por los habitantes de Escandinavia y en Siberia como vigorizante y reforzante. Fue muy estudiada por los científicos de la antigua Unión Soviética y fue una de las plantas elegidas para ser estudiadas por su poder adaptógeno por el ya citado Dr. Brekhman. Actualmente la monografía de la Agencia europea del Medicamento recoge su indicación tradicional para el alivio de los síntomas temporales como fatiga y sensación de debilidad. Diversos estudios han confirmado su actividad frente a los síntomas de depresión leve. No se ha establecido la seguridad de su uso en embarazo, lactancia y niños.


A la witania -en sánscrito ashwagandha- (Withania somnifera (L.) Dunal), se le llama también ginseng indio y la raíz se utiliza en la medicina tradicional ayurveda de forma similar al ginseng en la medicina tradicional china, para tratar los estados de debilidad general, insomnio y trastornos de la memoria. Una reciente revisión que incluyó 6 estudios clínicos mostró su utilidad para reducir los síntomas de tensión y desgaste psíquico. No se aconseja su uso con medicamentos para los trastornos nerviosos sin supervisión de un profesional de la salud. En embarazo y lactancia, así como en niños se desaconseja su uso por falta de datos.


La esquisandra (Schizandra chinensis (Turcz.) Baillon), es una planta muy importante dentro de la medicina tradicional china. Su nombre en chino quiere decir baya de los cinco sabores, y de hecho éstas poseen los cinco sabores básicos: salado, dulce, amargo, picante, y ácido. En medicina tradicional china, las bayas en forma de tisana se utilizan como tónico y reconstituyente adaptógeno. Se le atribuye también una acción desintoxicante de metales pesados. Diversos ensayos clínicos confirman que los preparados de las bayas de esquisandra aumentan la capacidad física e intelectual y previenen los efectos negativos del agotamiento físico. En estudios con atletas se ha demostrado su eficacia para aumentar la capacidad física y la resistencia a la fatiga. Se aconseja precaución en hipertensos y en personas con trastornos del comportamiento y se desaconseja su uso en embarazo y lactancia.


Aportación de Investigadores del IPN

Científicos notables del Instituto Politécnico Nacional han realizado múltiples estudios farmacológicos y clínicos con productos a base de extractos de las diversas plantas que se consideran adaptógenas, con componentes aislados de las mismas y con combinaciones, en general puede afirmarse que todos presentaron una acción adaptógena (mejora del rendimiento físico, mental y emocional y del sistema inmunitario en los pacientes de los grupos de estudio). Los productos adaptógenos están disponibles en México a travéz de nuestra red de distribuidores y Farmacias Politécnicas en todo el Territorio Nacional.



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